De máscaras de conejitos y algunos perros sin ojos...***

Ese día mi familia notó lo idiotizada que estaba yo...era claro que algo me había pasado.

Mi padre me preguntó durante la comida que porqué estaba tan pálida, "Ese es mi color, papá...¿Qué no te acuerdas o qué? ¬_¬' " le contesté. Pero en verdad algo me preocupaba, no podía olvidar ese cálido beso. Yo solía detestar la frase "tengo sentimientos encontrados", me parecía absurda, novelezca y ridícula y, casualmente, era lo único que era capaz de sentir en momentos como ese.

Había sido una tarde difícil, más ahora que toda mi familia me salía con el horrible "¡¿Qué tienes!?". Esa era otra de las frases que odiaba escuchar, pues obviamente, cuando tengo algo que me mortifica, no lo quiero decir, prefiero resolver mis conflictos por mí misma. Todo lo anterior me había parecido una nube negra, la nube negra que había cubierto mi incierto martes.


A la mañana siguiente me levanté como si nada hubiese pasado, sin embargo, lo había soñado. Sí, mis 6 horas de sueño se limitaron a imaginar al joven del Mustang rosa.

Mientras me dirigía al trabajo con paso lento, no acababa de concluir los primeros diez metros de camino, cuando una fuerte lluvia encontró reposo en mis cabellos. "Linda mañana para ir a la Dulcería Torres" me dije en tono sarcástico, y apresuré el paso para evitar un segundo baño matutino. ¬_¬'

Fue un día aburrido en el trabajo, ni un alma se detuvo a comprar un mísero chicle, aunque quizá era culpa mía por no ser una buena vendedora. Mi atención había sido óptima y nula la clientela. Afortunadamente, mis sentidos se encontraban al cien esta vez, porque lo que presencié momentos más tarde, cuando regresaba a casa, fue un punto clave para concluir con toda la incertidumbre del día anterior.

Junto a mi casa estaba un grupo de muchachos platicando y tomando cerveza, tan entretenidos que no se percataron de mi presencia, " es muy temprano para tomar" pensé yo, mas no dejé ir la oprotunidad de saludarlos, ya que parecían ser amigos del vecino.

"Buenas tardes", dije con una enorme sonrisa en el rostro. No obtuve respuesta. En eso, de entre la multitud de distraídos salió Genaro, mi vecino. "¿Cómo estás?" me dijo, " estamos celebrando aquí en la banqueta, espero que no te moleste ... :$ ". Le dije que no me incomodaba en lo más mínimo, que la vía pública era de todos y que disfrutara de su fiesta. Él sólo me sonrió y regresó con sus amigos...

Al observar cómo se alejaba Genaro, algo me hizo contener la respiración...miré de nuevo la escena, en esta ocasión con mucho detenimiento...¡No era posible! :s

Justo frente a mis ojos estaba algo que no había notado a primera vista, los mencionados amigos de mi vecino estaban tomando en mi banqueta sí, pero no sólo estaban ahí parados, algunos de estos bebedores sociales estaban recargados en un auto...¡Sí, adivinaron!...era un Mustang rosa. :s

Continuará...